Daniel Ruiz Miguel
La clase del pasado día 13 de mayo finalizó el tema 7 del temario “Orígenes y renacimiento del siglo XII. Hacia la plenitud del pensamiento medieval”, y dio comienzo el tema 8 “La monarquía pontificia y el cénit del pontificado medieval.
En
un primer momento, se hizo referencia a los pensadores del siglo XIII, que
dieron lugar al desarrollo de ciertos aspectos científicos que conformaron la
cumbre del saber plenomedieval en distintas ramas de conocimiento. La
figura clave podríamos situarla en el teólogo inglés, de la Escuela de Oxford,
Roger Bacon, sobre el que conviene realizar una mención a su recorrido
intelectual. En este aspecto, volveremos para repasar algunas de las
afirmaciones repetidas en anteriores clases, esto es, el relieve científico e
intelectual de las órdenes mendicantes. En el caso de Roger Bacon merece
incluir su pertenencia a la orden franciscana.
Realizando
importante hitos en filosofía y teología, tan a menudo coincidentes en estos
pensadores medievales, la novedad de Bacon consistirá en afirmar que no sólo
basta el razonamiento para llegar a conclusiones verídicas, sino que se hace
necesario incluir la experimentación. Esta afirmación viene a determinar la
figura de Bacon como “científico”, planteando nuevos interrogantes en los
campos de la astronomía, la física o la química, dilucidando la composición y
las razones de la reacción explosiva de la pólvora.
En
el apartado referente a los hitos culturales del XIII hay que hacer referencia
a los denominados “Maestros de París”, teólogos y filósofos franciscanos que, desde su puesto como maestros en la Universidad de París ejercieron una influencia notable en el pensamiento cristiano.
Entre ellos, hay que nombrara a Buonaventura de Fidanza (no sé si se escribe
así, o Firenza. En Wikipedia pone “Fidanza”). Todos ellos opuestos al tomismo,
tomando como referente a San Agustín. También
hay que incluir entre los principales pensadores del XIII a Siger de Brabante o
Ramón Llul. Este último, laico pero también vinculado a la orden de los
franciscanos. Cortesano de la Corona de Aragón, a la altura de los 30 años Llul
da un giro a su actividad intelectual y funda una escuela con el objetivo de combatir
el islam a partir de la predicación, llegando a traducir el Corán para disponer
de explicaciones con los que contra-argumentar a sus fieles.
A
continuación, se dio paso al Tema 8, dedicado a la plenitud de la denominada
“Monarquía pontificia”, cuyo culmen podríamos situar entre mediados del XIII y
mediados del XIV, a partir del cual sufrirá un progresivo debilitamiento cuya
razón principal podríamos establecerla en el Cisma de Occidente (1378-1429). Se avanzará en este momento hacia
la “plenitudo postestatis” del pontificado. Las bases de este nuevo relieve soberano se
encuentran en su poder legislativo: El legislador por excelencia de la
Cristiandad será el Pontífice. El Papa
será el regulador del ordenamiento institucional durante este siglo, y se
dotará de una representación simbólica al respecto: La intitulación se
incrementará a Pontifex Maximus (titulación de origen pagano romano, encargado
de los cultos públicos), “Único apóstol”, “Único Papa” (recordemos los
antipapas), “Vicario de Dios”. Se trata de reforzar su posición como cabeza de
la Iglesia.
Además, aparecerán nuevos
elementos que evidenciarán su poder: La tiara pontifica (triple corona), el
palio o la “adoratio” instaurada por Gregorio VII, que consiste en la sumisión
de aquellos que se dirigen al Papa en clara alusión a la superioridad de éste. Asimismo, el Papa reforzará su
poder mediante tres aspectos fundamentales: La dirección indiscutible de las
iglesias “nacionales” estrechando vínculos con Roma. Se revitaliza la
denominada “inefabilidad papal”, así como la primacía pontificia del poder en
su dimensión temporal. El Papa será obispo universal, lo
que quiere decir que en ninguna circunscripción eclesiástica puede no tener
potestad frente a cualquier jerarquía. También será “imperator in regno suo”,
en sus dominios en el centro de Italia.
A continuación, se explicó la
variación en proceso electoral al cargo: Electo por los cardenales obispos. A
partir del II Concilio de Lyon (1274), Gregorio X establecerá, para evitar en
lo posible las intrigas y los sobornos, que la elección se haga “con clavis”
[bajo llave], retirando a los electores progresivamente la comida para dar
fluidez a las elecciones. Vinculado a estas medidas se hizo
referencia al caso del Papa Celestino V, el cual fue elegido en 1294 tras dos
años sin decidirse ningún Papa. Celestino V, de vida ascética en el sur de
Italia, dimitió del cargo a los cuatro meses para continuar con su ascetismo y
manera de vivir su fe. El nuevo Papa electo, Bonifacio VIII, para evitar
posibles rivales a su poder, le persigue y le encarcela, pasando en cautiverio
los últimos diez meses de su vida. También dimitirá Gregorio XII. En
este sentido, hay que dejar constancia que todas estas maquinaciones y
episodios se enmarcan dentro de la efervescencia del Cisma de Occidente.
En otro orden, hay que mencionar a
los integrante del Colegio Cardenalicio encargado de la elección papal, estaba
formado por el clero romano, muy endogámico, que generalizó la elección de
Papas entre su reducido círculo, por lo que se explica el extraordinario número
de Papas italianos. Los precedentes de
este órgano se sitúan en el Sínodo de 1159, por el que Gregorio IX toma a
algunos de los rectores de la basílicas romanas como auxiliares y colaboradores
suyos, no excediendo su número de 30, y no disminuyendo de 12. Tomarán el rojo
como color característico y su cargo será vitalicio, nombrado directamente por
el Papa. Entre sus funciones cabe destacar la de “legados papales”, encabezando
las partidas diplomáticas desde Roma al resto de la Cristiandad, destacando
aquélla que envió Clemente VII en el marco del Cisma para obtener el respaldo
de los monarcas castellanos (el legado hablaba castellano, catalán y aragonés). A partir de este momento se
evidenciarán algunos signos de debilidad: El incremento en los principados
alemanes del antipapismo, la complejidad del mapa político italiano, el nuevo
poder que van adquiriendo los monarcas, apropiándose de ciertas rentas del
Papa, etc.
En cuanto a su organización,
detacan varios órganos: La corte pontificia, encargada de los servicios
personales del Papa (el capellán pontificio, por ejemplo); la cancillería, que
es el órgano de comunicación con el entorno eclesiástico (entre cuyo personal
se hallan bajo el importante cargo de vicecanciller los scriptores,
abreviatores o notarios); o la cámara apostólica, que se encargaba de los
aspectos fiscales, así como de la acuñación de moneda, a cuyo cargo se
encontraba la figura del camarlengo. En este último órgano conviene
detenerse para explicar algunos de los numerosos impuestos que dirigirán:
- Dcho. De Expolio: Sobre bienes inmuebles
- Anatas: Que se cobrara cada año y gravaba el sueldo del personal eclesiástico (en este apartado, tengo dudas acerca de la fiabilidad de mis apuntes).
- Vacante: rentas sobre obispados o monasterios por cada nuevo cese.
- Subsidios
- Décimas: Impuesto sobre los diezmos
- Procuración de visitas: El obispo debe cobrar por visitar el territorio que tiene adscrito. En caso de enviar a un delegado que fuese por él, también se gravaba.
- Regalos y donativos.
Asimismo, se llevará a cabo una
sistematización de la labor judicial mediante la Audiencia de Palacio o
Tribunal de la Rota, así como el de réplicas para reabrir un pleito ya resoluto.
Todo ello a cargo de unas personas con una firme clasificación jerárquica y una
fuerte formación universitaria, que llevaban a cabo las tareas diplomáticas,
fiscales, eclesiásticas, etc. Y es que en muchas ocasiones, los legados y los
nuncios lo eran “at latere”, o lo que es lo mismo: Con potestad para decidir
cual si del Pontífice se tratase.
Por último, se hizo un breve
comentario sobre el Concilio General. Surge al raíz del conciliarismo, doctrina heterodoxa por la cual se cree
que los integrantes del mismo están inspirados directamente por Dios. Esto
quiere decir que están por encima del Papa siempre y
cuando estén reunidos. Se trata de una herramienta de poder frente a la
plenitudo potestatis pontificia que cobra relieve a medida que el poder del
Papa declina. En momentos de debilidad, surge el concilio, que florece de forma
evidente a partir del siglo XIII.
Como síntesis, podemos indicar que
el Pontificado va a servir como modelo administrativo para las monarquías pleno
y bajo medievales desde el siglo XI. Los ejemplos los encontramos en el
surgimiento de Cancillerías regias y la duplicidad, cuando no apropiación
(sobre todo a partir del siglo XV), de ciertas atribuciones fiscales.También, reflejo de este modelo a
seguir, será la sacralización del poder mediante atributos de representación,
que constituirán una ritualidad política indiscutible.
Clase del 13-V-2013
El trabajo, extenso y pormenorizado en ocasiones, adolece de algunos problemas. Algunos muy menores, de índole puramente estilística pero que conviene arreglar (siempre es conveniente una última lectura final para evitarlos): tras dos puntos va minúscula, no mayúscula; los cargos (papa, pontífice, rey, emperador...) siempre van en minúscula; se ha escapado alguna acoordinación entre sujeto y verbo...
ResponderEliminarEs peor, sin embargo, no haber buscado solución en la bibliografía (inexistente) a problemas que planteaban los apuntes de clase (caso de las antas pero también del conciliarismo: el conciliarismo se ve como representante de la cristiandad, como la Iglesia, y no que esta sea dirigida por una sola persona). En ocasiones la frase queda confusamente redactada, lo cual dificulta su commprensión (p.e.: "ninguna circunscripción eclesiástica puede no tener potestad frente a cualquier jerarquía")
Es un trabajo bueno, pues, pero mejorable.