domingo, 26 de mayo de 2013


Diego Torrico Díaz-Meco
3º de grado
vida religiosa y cultural en el occidente medieval

La crisis pontificia del siglo XV, el concilio de Constanza y el conciliarismo

La crisis del siglo XV afectó al mundo político, cultural y también religioso. El poder pontificio se adapta a estos nuevos condicionantes, el papa, como a lo largo de la historia se adapta a los nuevos problemas en el territorio italiano por ejemplo, marcando así su evolución.

El pontificado pasa de Aviñón hacia el renacimiento con diversos problemas como el Cisma de Occidente o el conciliarismo, que acaba a finales del siglo XV, observando el paso de una crisis a otra. Todo esto afecta a la propia concepción del poder del pontificado dentro del occidente medieval, obligando al pontífice a replantear sus aspiraciones teocráticas, que ya habían quedado descartadas tras el pontificado de Bonifacio VIII.

Observaremos también el cambio de poder del pontificado hacia las iglesias nacionales y como en la génesis del estado moderno se multiplican las relaciones entre los papas y los reinos cristianos.

En cuanto a la evolución del pontificado hablaremos de un cambio importantísimo, se pasa del papado de Aviñón a un papado de vuelta a Roma, que se convierte en la capital del arte, la cultura…

El papado de Aviñón parte de la humillación de Anagni el año 1303, que marca un cambio en el pontificado hacia el deterioro respondiendo a una serie de hechos reales, perdiendo prestigio e iniciando el sometimiento a la monarquía francesa (puesta en duda en ocasiones). Si es cierto que se pierde el prestigio internacional, pasando a tener un peso clave en Francia en detrimento de otros estados, sobre todo respecto a los estados donde antiguamente intentó imponer la plenitudo potestatis.

El pontificado de Aviñón se presentó como un exilio (“el segundo exilio de Babilonia”), que duraría desde el año 1309 hasta el 1378. Ciertamente se pierde la capacidad de intrusión en Italia, siendo ésta la raíz de muchos problemas. El papa acaba en Aviñón por diversas circunstancias, tras Benedicto XI y tras un largo interregno donde no hay acuerdo es elegido Bretrand de Got, Clemente V, arzobispo de Burdeos, muy vinculado a la monarquía francesa aun siendo súbdito de la monarquía inglesa; su elección pudo responder en buena parte a la intervención francesa tras once meses de elección. Ante Felipe IV en Lyon toma el nombre de Clemente V con una Roma revuelta contra el poder pontificio, negándose el papa a ir.

Llevará una política contra Francia, derogando la Bulam Sancta, pero apoyándola en la lucha contra Bonifacio VIII o la ayuda contra los templarios, aceptando los testimonios bajo tortura.

Aviñón será un dominio pontificio al que se incorpora el territorio colindante, a orillas del Ródano, podríamos decir que era una ciudad muy centrada y en parte incomunicada. Hasta Gregorio XI los papas permanecerán en Aviñón, siendo en 1378 su cenit. Su labor política será muy activa, llevando a cabo la centralización en torno a la curia de Aviñón, todas las instituciones que veíamos que se creaban surgen en esta época.

La visión universalista podemos decir que se pierde, pierde la capacidad internacional pero fortalece su poder con respecto a toda la Iglesia, siendo Aviñón el momento en que mayor auge tiene el colegio cardenalicio, que toma conciencia de si mismo realizando juramentos para obligar al siguiente papa a actuar de una forma determinada (si bien los papas no podían estar sometidos de ningún modo); es también el gran momento de la cámara apostólica, que se extiende por todo el occidente mediante la creación de nuevos cargos de recolección y si no se encuentran los resultados esperados, como es el caso de Castilla, se intentará con aun más fuerza. Se habla de un papado rapaz que busca las rentas a toda costa, se tendrá la concepción de un papado preocupadísimo por los ingresos, el engrandecimiento del palacio de Aviñón da buena fe de esto, unido a la necesidad de crear espacio para las nuevas instituciones. Habrá además una serie de gastos que harán que se necesiten estos ingresos.

El pontificado tiene la necesidad de volver a Roma, de recuperar el dominium petri original, aplastando a ciudades sublevadas como Bolonia, conquistada por Albornoz. Será un momento de duras críticas dada su centralización, todo el occidente observa las rentas eclesiásticas de una forma negativa, como una amenaza para las iglesias locales y el clero local, los grandes perjudicados de las rentas pontificias, que aumenta así su control mediante el nombramiento de los beneficios eclesiásticos y sus dominios gracias a las bulas, que establecen legislación sobre los derechos del pontífice.

Crece una visión tiránica de la Iglesia, que se ve como una usurpadora del poder político, dando pie a conflictos con el imperio renovado en la figura de Luis de Baviera, que contara con intelectuales que entran en el debate como Guillermo de Ockham o Marsilio de Padua, que hablarán de la tiranía del papa, llegando el emperador incluso a nombrar a un antipapa, Nicolás V; desde el mundo intelectual también se hablará de la cautividad del papado, separando al mismo de la iglesia, tal como representa Petrarca.

El pontificado no es ajeno a estas críticas, muchos no estarán contentos con ello, Juan XXII, defensor del pontificado de Aviñón afirmará que la estancia es algo temporal pero no hay prisa por regresar e incluso es posible su perpetuidad, de este modo, aparecerán ideas tales como “ubi est papa, ibi Roma est”. Pero esto no es el pensamiento general, a medida que avanza el tiempo se intentará aun más el poder volver a Roma, la caput mundis, como demuestra Urbano V, que afirma que la vuelta a Roma es necesaria, es incluso necesario forzar dicho regreso mediante campañas como la de Gil de Albornoz, volviendo en 1353.
Mientras tanto continúa la política de pacificación, buscando establecer una situación estable que permite pensar que no se volverá a Aviñón, llegando incluso a organizar la coronación de Carlos IV, reconciliándose así con el imperio. Sin embargo Gil de Albornoz muere y la paz se rompe, comenzando a aumentar el nivel de revuelta provocando que el papa en 1370 se vea obligado a volver a Aviñón.

Gregorio XI volverá a afirmar que es necesario volver a Roma apoyándose en teorías regeneracionistas que estaban surgiendo en estos momentos como las de Catalina de Siena, comenzando la resistencia con los legados franceses y el combate abierto con los cardenales franceses. Finalmente el papa regresa a Roma, muchos cardenales deciden no ir con él. Parecía definitivo, Gregorio XI muere y se convoca el cónclave en Roma finalmente.

A la muerte del papa se da una doble elección, se elegirá en un primer momento a Urbano VI sin contar con todos los cardenales en 1378, destaca que en los momentos de la elección Roma sufre manifestaciones que piden que se elija un papa romano o al menos italiano. Se llevan a cabo diversas elecciones y se elige a Bartolomé Prignano, arzobispo de Bary y a continuación el pueblo irrumpe en el cónclave sin saber que ya se ha hecho la elección, al día siguiente se confirma la elección y Urbano VI acepta la elección. Durante cinco meses gobernará de forma indiscutible si bien los cardenales irán enfrentándosele de forma paulatina, relacionada a la política de reforma que afecta a la riqueza de los cardenales y a los cargos de los mismos, en Fondy los cardenales afirman que la elección no fue en paz, por lo que anulan la elección, no solamente le llaman a renunciar sino que le deponen y eligen a un nuevo papa, Roberto de Ginebra, primo del rey de Francia, ahora titulado Clemente VII, ya hay dos papas, sendos papas irán atrayéndose a los distintos territorios enviando sus legados para mostrarles que ellos tienen la razón; los legados de Urbano VI ya habían estado en las diversas cortes, pero al saberse de un papa francés muchas cambian de postor, mientras el imperio se permanece neutral, otros incluso intentarán dilucidar qué es lo que pasó de verdad, buscando a los cardenales que estuvieron en Roma para saber lo que pasó, como haría el reino de Aragón.

De este modo la cristiandad se parte en dos, en muchas ocasiones por razones políticas, Castilla por ejemplo va a cambiar la obediencia en la medida de los acontecimientos históricos. Urbano VI muere y es sustituido por Bonifacio IX, que vive hasta 1404, Inocencio VII y Gregorio XII seguirán esta senda, renunciando este último al tiempo que Aviñón continúa la sucesión, considerándose como no legítima, Clemente VII es continuado por Benedicto XIII, que se sostendrá en el cargo.

Habrá diversas formas de solución: la via cessionis, la via transaccionis… también estaba la imposición, el recurso a la violencia con el apoyo de los estados. La vía de la cesión, un intento de acuerdo en pos de que cedan ambos, con Benedicto XIII se planteará también el acuerdo, pero tampoco resultará factible al faltar Gregorio XII a la reunión en Savona. La cuarta vía, planteada desde las universidades, es el concilio o via concilii. La situación se complica un más, cuando Benedicto XIII y Gregorio XII intentan reunirse en Siena, cosa que nunca sucederá, haciendo que los cardenales de ambas obediencias se planten dadas las negativas de los papas a ceder y con el apoyo de eclesiásticos y universidades se reúnen en Pisa, donde deponen a los dos papas y nombran a otro, pero las monarquías no responden a este concilio, dando pie a tres papas, Alejandro V sería el tercero en discordia.

Finalmente se dará una imposición conciliarista, vía propuesta por la Universidad de París mediante figuras como Jean Gerson, pero hay que hacerlo bien, es necesario que todos los papas renuncien. Segismundo de Luxemburgo convencerá a los diversos territorios para que todos los territorios acepten el concilio de Constanza, que abre sus puertas en 1414, donde comienzan a acudir delegados pero no se hace nada respecto al pontificado hasta que todos los reinos occidentales estén reunidos. Se depone a Juan XXIII y Gregorio XII va a renunciar aparentemente de forma libre, sin embargo Benedicto XIII se niega a ser depuesto, haciendo que los reinos castellano leoneses y Aragón entren en conflicto, dando pie al diálogo con estas naciones, Segismundo y Fernando se entrevistan en Perpiñán y finalmente los reinos hispanos acuden a Constanza deponiendo a Benedicto XIII, el último que quedaba.

De este modo se llega a la nueva elección, habiendo decretado el mismo concilio que el papa Luna era un hereje. La vía conciliar se acepta, se entiende su superioridad, el decreto sacrosancta, y se establece una forma conciliar periódica, una frequens, siendo una forma superior al papa con una serie de competencias, cinco años después observaremos este deseo de continuidad dándose uno cada siete años con el fin de reformar a la Iglesia. La elección de Martín V cierra así el concilio, dicha elección respondería a los consejos de universitarios como el cardenal Francisco Zabarella ayudado por otros como Pierre d’Ailly. Otra dimensión del conflicto fue su labor como conductora de procesos heréticos, en este caso del de John Wiclyff, Johanes Huss o Juan Petit

De este modo podemos decir que nace el conciliarismo, con germen en el siglo XIV tras la aparición de nuevas ideas políticas (de un origen más antiguo, como es Aristóteles) como es el origen ascendente del poder, determinando al pueblo como artífice de este poder, gracias a intermediarios como Marisilio de Padua o Bartolo de Sassoferrato, que decretan que la Iglesia es el conjunto de los cristianos, tal como demuestra la Iglesia primitiva, el conjunto de los cristianos es superior al papa, actuando mediante los mediadores de la cristiandad reunidos mediante el concilio, un poder superior a la propia Iglesia apoyándose en los antiguos concilios o la patrística, que reflejan al mismo tiempo las nuevas ideas nacidas en las universidades.

Esta es, sin duda, la respuesta a la monarquía pontificia, apoyada en muchos casos por la propia Iglesia y la curia. El conciliarismo está presente ya en Constanza, al que acuden los obispos, los eclesiásticos y también muchos universitarios imbuidos de esta concepción del concilio. Con el cierre de Constanza no se pone fin a esta reforma, sencillamente se deja para el siguiente, es decir, el concilio de Pavía/Siena, celebrado en el año 1423, donde se plantean los primeros intentos de reforma, la capacidad de control del pontificado dentro de un concilio en territorio italiano, por ejemplo, orquestando el fin del concilio al elegir una nueva sede para el siguiente concilio, dando pie al concilio con Aragón, enfrentando con el papado por Sicilia. El papa envía a Malatesta para cerrar el concilio de una forma incluso violenta, de este modo el papa pone fin al concilio, pero no al debate, con Juan Alfonso de Segovia como uno de estos seguidores del conciliarismo o Juan de Torquemada como seguidor del papado.

La nueva sede para el concilio sería en Basilea, reduciendo el poder de influencia del papa, dando pie al conflicto en 1431. Eugenio IV se encuentra ya con un concilio montado, intentando trasladarlo a Ferrara, cuestión que no se acepta, llegando incluso a amenazar a Eugenio IV, que se ve solo contra las monarquías que apoyan a Basilea. Eugenio IV intentará ganarse a las monarquías así como a la Iglesia griega, llevándose el concilio a Ferrara, pero no se aceptará, se ofrecerán otras como Aviñón o Basilea, finalmente se dará la ruptura y tras exponer el papa sus demandas en un Liber Apologeticus, el concilio se llevará a Ferrara en el año 1437, llevando al concilio de Basilea a deponer a Eugenio IV en pos de Félix V, sin embargo el papa ya se había granjeado a las monarquías, que no acudirían sin embargo a Ferrara, aceptan como legítimo el de Basilea, pero no aceptan que el concilio deponga el papa. El concilio de Basilea al mismo tiempo eligen a un antipapa, pero a éste apenas nadie le obedece, el concilio es incapaz de atraer el poder regio, cuyos intereses están más en la línea del pontífice. Nuevamente el imperio intentará mediar, dando pie al fin del conflicto en 1447. En dicho concilio se tratarían también cuestiones como la reivindicación de las Islas Canarias por Castilla y León frente a Portugal gracias a Alonso de Cartagena.

 Félix V va a abdicar y se elige Nicolás V al tiempo que Eugenio IV ha muerto y la misma Roma había elegido también a Nicolás V, llevando al fin del conciliarismo. Dicha actitud se vio reforzada por Pio II, quien en 1460 afirmó que solo el papa podía convocar concilios, cualquier otro sería excomulgado.

Nos vamos a encontrar con que el poder en la Iglesia va a trasladarse, se habla del paso de la monarquía pontificia a las monarquías nacionales, que favorecen esta situación de cisma y el conciliarismo, favorecen también a las Iglesias nacionales por diversas vías como los sínodos nacionales como en Francia o Castilla (atendiendo a ejemplos como el de Medina del Campo).

El fin del cisma irá aun a más, las monarquías llegarán a retirar la confianza a los papas como harán Francia, Castilla o Inglaterra de mutuo acuerdo, mientras no obedecen a ningún papa el rey se convierte en la cabeza de su iglesia. Destaca también la importancia de la representación de las naciones en los concilios, las naciones consiguen tener representantes en el cónclave, que es distinto al entrar representantes de las monarquías, de carácter laico, pero aceptado. Tras el concilio de Constanza comienzan a firmarse una serie de concordatos como en los reinos peninsulares o en Germania. Que los concilios se conviertan en auténticos campos de batalla hacen que también los poderes laicos ganen importancia.

La consecuencia, tras la pragmática sanción Carlos VII se presentará como guardián de los derechos de la Iglesia francesa, dando pie a una alianza entre la monarquía y la iglesia de su país. En Inglaterra en el siglo XIV el act of provision y el statut of praemoniet se establecía que ninguna autoridad fuera de Inglaterra tenía más autoridad que el rey, incluyendo por supuesto al papa y con el cisma irán a más, cuando se retire la obediencia al papa de roma el rey se convierte en la cabeza de la iglesia nacional. En Alemania el arzobispo de Maguncia, Dietrich von Erbach, la cabeza de la iglesia alemana, defenderá la autonomía de la iglesia alemana. En los reinos hispanos se firma también un concordato donde se ponen límites a las acciones pontificias y se establece la negociación como la forma de llegar a acuerdos, por medio de la negociación se irán incrementando las prerrogativas de los reyes en las intervenciones eclesiásticas, la toma de rentas… la negociación es la fórmula para controlar aun más a la Iglesia evitando así la acción del pontificado.

El pontificado por su parte ante estas iglesias nacionales pierde la capacidad de intervención internacional. Sin embargo el pontificado volverá a recursos desesperados como la recurrente idea de la cruzada, un ejemplo de universalismo, ante el avance turco y la toma de Constantinopla en 1453, así como la amenaza sobre los Balcanes; algunas cruzadas llegarán a convocarse como la cruzada de Belgrado, de tipo más bien económica, consiguiendo defender Belgrado; Pio II morirá al ir en busca de la cruzada y habrá intensos debates para llevar a cabo estas cruzadas, llegando el mismo papa a incluirse en las mismas para presentarse como cabezas de la cristiandad. Sin embargo también tenían problemas en casa, la política italiana se muestra efervescente ante las pretensiones papales aun sin negarle su superioridad espiritual. Alejandro VI o Julio II mostrarán como la gran preocupación política pacificar Italia mediante alianzas con las repúblicas, mediante la mediación de personajes como Cesar Borgia, que buscarán la obediencia de estos territorios al papa. Los poderes soberanos tendrán sin embargo victorias significativas frente a esta capacidad de negociación, por lo que irán ampliando su capacidad de acción respecto a los debates entre justicia regia y justicia divina, las iniciativas de reforma acordes al interés de la monarquía (respecto a las órdenes monásticas por ejemplo).

No se opondrán de este modo las instituciones del estado y la iglesia, sino que incluso cooperan, la religión es una forma de encuadramiento, se va a utilizar la religión como una forma de integrar, es una forma de representación o de movimiento político no solo fomentado por las monarquías, que comenzarán por ejemplo a atenerse a ciertos santos nacionales, también buscarán la uniformidad religiosa que traerán consigo la expulsión de otras religiones o las herejías, como la de los husitas, que crean una visión del “otro” planificada tanto por la monarquía como por el papado, si se amenaza la homogeneidad se amenaza también la cohesión del estado. La brujería por ejemplo también será un problema típico de la baja edad media, nacido con Juan XXII (autor de Super illius specula) ante los problemas de centro Europa, comenzando la movilización general en el siglo XV con tratados como los de Jean de Vineti, Nicolas Jacquier, Sprenger y Kramer con el Malleus malleficarum, que impondrán una visión por así decirlo “actual” de la bruja que resulta la perfecta cabeza de turco respecto a los problemas de la comunidad, vistas como una amenaza al seno de la cristiandad que ha de erradicarse mediante la ayuda de los estados a la inquisición.

Destacamos sin embargo el problema judío. Desde el siglo XIII avanza la idea de unidad religiosa como algo que favorece la cohesión, es un bien político a fin de cuentas. Esto afecta cuando hay otra religión presente, los judíos estaban por toda Europa, empieza a ser generalizado las expulsiones, las conversiones, los ataques… en Inglaterra Eduardo I prohíbe el ejercicio del préstamo a los judíos, en 1290 establece la definitiva expulsión de estos judíos que se van a Francia, donde sufrirán las actitudes antisemitas y las medidas discriminatorias aprobadas incluso por los papas (confinamiento en barrios, arrinconamiento social…), ligadas a la violencia contra esta etnia, en 1370 aumenta la violencia que lleva a la expulsión definitiva en 1394. En Alemania también a finales del siglo XIV coincidiendo con el cisma y los problemas políticos de occidente, aumenta la violencia reduciendo las comunidades judías, menos aun tras las medidas locales de expulsión, desplazando esta población hacia el Báltico y Polonia. En la Península Ibérica observamos una situación peculiar, los judios son súbditos directos del rey, no de los señores, hay concesiones raras, pero son la excepción que cumple la norma; a finales del siglo XIV comienza la violencia antijudaica en 1390 destacando el foco sevillano  buscando la conversión con figuras como Vicente Ferrer, exaltador de la violencia; los ataques de 1391 se expanden por toda la península, destruyendo juderías y trayendo numerosas conversiones forzadas comenzando así el problema converso, prácticamente desde el principio se van a dudar de las conversiones y su sinceridad, surgiendo el miedo al falso converso, mientras tanto la población judía se pacifica aun atendiendo a las medidas pontificias sobre el control de los judíos, que no se cumplen en Castilla, al fin y al cabo los judíos eran grandes valedores financieros de la monarquía, que intentará  protegerlos; sin embargo a finales de la Edad Media los judíos se convierten en el problema en relación a los conversos, se les consideraba que eran un peligro para los convertidos y su nueva fe por lo que finalmente en 1492 se decreta la expulsión de los judíos en pos de defender a los nuevos cristianos, este mismo problema se repetirá con los musulmanes y los mudéjares. Muchos judíos irán a Portugal, pero también serán expulsados, por lo que muchos partirán a África, el Mediterráneo o incluso a los Países Bajos. De este modo comienza la idea de un rey, una religión, la religión del soberano es la de su pueblo, cuestión muy presente en la reforma o en las guerras religiosas en Francia.

Bibliografía

GARCÍA DE CORTÁZAR, José Ángel. historia religiosa del occidente medieval. Editorial Akal, Madrid, 2012
GARCÍA DE CORTÁZAR, José Ángel y SESMA MUÑOZ, José Ángel. Manual de HIstoria Medieval. Alianza Editorial, Madrid, 2008. 
LADERO QUESADA, Miguel Á. Historia Universal, Vol. II "Edad Media". Vicens Vives, , Barcelona, 1987.
MITRE FERNÁNDEZ, Emilio. la Iglesia en la Edad Media. Editorial Síntesis, Madrid, 2003.
PÉREZ-PRENDES, José Manuel. Instituciones medievales. Editorial Síntesis, Madrid, 1997. 

viernes, 17 de mayo de 2013

Pensadores del siglo XIII



 Edurne Zamora Picazo

Pensadores del siglo XIII:

Roberto de Grosseteste: Uno de los intelectuales más destacados de su tiempo. Nació en 1175 en la localidad inglesa de Sttradbroke. Estudió ciencias en la universidad de Oxford. Llegó a desempeñar el cargo de obispo.
 En sus estudios y trabajos abogó por la experimentación como instrumento para conocer el mundo y lo que rodea al ser humano. Se interesó especialmente por las matemáticas ya que las consideraba ciencia fundamental e instrumento fundamental de conocimiento y sabiduría.
En su línea de pensamiento fue muy importante San Agustín de quien retomó la idea de volver a la tradición escolástica como se formuló en su origen.

Roger Bacon: Fue discípulo de Grosseteste. También nació en Inglaterra, en 1214. Pertenecía a la pequeña nobleza. Realizó sus estudios en París y en Oxford. De su tiempo en París se aprecia la influencia en cuestiones relacionadas con la teología y los estudios relacionados con la Iglesia y la religión. Su ocupación principal fue la de teólogo.
Desde 1250 pertenecía a la orden de los franciscanos y este hecho fue también muy decisivo en su pensamiento y escritos.
Sus teorías e innovaciones fueron consideradas en algunos ámbitos, peligrosas y sospechosas. Precisamente esta consideración de algunas de sus ideas científicas como demasiado revolucionarias fue lo que provocó que fuera condenado por los franciscanos.
El prior de la orden franciscana Girolamo Masci (quien posteriormente fue el Papa Nicolás IV)  prohibió la lectura de sus libros y arrestó  a Bacon.
Tras diez años de encarcelamiento Bacon regresó a Inglaterra y publicó una de sus obras mas importantes: Compendium studii theologiae, una recopilación sobre el estudio de la teología.

Realizó numerosos estudios experimentales en los campos de la alquimia, la óptica y la astronomía. Dentro de sus estudios físico cabe destacar su investigación sobe el vapor, su composición y forma y también las investigaciones que realizó en torno a los explosivos.
En sus estudios relacionados con la óptica, Bacon estableció nuevas percepciones en el campo de la refracción, el tamaño aparente de los objetos, el aparente aumento de tamaño experimentado por la Luna y el Sol en el horizonte.
Bacon fue una figura determinante para el saber de su época su trascendencia fue tal que a finales de la década de 1260 el Papa Clemente IV le encargó la elaboración de la que sería una de sus obras más importantes: Opus Maius. En esta obra Bacon trata la necesidad de reformar las ciencias por medio del estudio de las lenguas y de la naturaleza, con la ayuda de diferentes métodos.
Uno de los aspectos mas señalados de su personalidad fue que era muy crítico con todo, con las universidades, con autores consagrados, teorías consideradas como irrefutables, con la escolástica. Opinaba que la excesiva atención a los autores desvirtuaba la atención a las fuentes, que debía ser lo principal.
En su pensamiento el estudio bíblico fue muy importante ya que consideraba necesario renovar los lazos con la divinidad.

Para Bacon las matemáticas eran algo esencial y la pieza central y determinante de todas las disciplinas científicas.

Roger Bacon opinaba que la experiencia era la forma más adecuada y recomendable de obtener nuevos conocimientos y profundizar en ellos.
En su pensamiento expone la idea de que los intelectuales deben renovar y mejorar el mundo ya que esa es su labor como seres privilegiados que tienen acceso a educación y conocimientos.

Maestros de París: en la universidad de París estudiaron  y ejercieron como profesores algunas de las mentes más destacadas de este periodo medieval. Todos estos intelectuales trataron en sus obras asuntos relacionados con la razón de la fe.

Alberto Magno: De origen alemán. Perteneció a la orden de los dominicos y cursó estudios en Papua. Fue religioso, teólogo, filósofo y doctor de la Iglesia. Introdujo la ciencia y la filosofía árabes en Europa. Su gran interés por las ciencias naturales le confirió el sobrenombre o apodo de “Doctor universales”.
Uno de sus alumnos mas destacados fue Tomás de Aquino.
Se le considera una figura clave en el proceso de asimilación de la filosofía aristotélica por la escolástica medieval y también contribuyó al resurgimiento de la ciencia natural.
En sus obras trató de conciliar el aristotelismo con las enseñanzas cristianas, además sostenía que la razón humana no podía contradecir la revelación pero al mismo tiempo defendía el derecho de los filósofos a estudiar los misterios divinos.

• Tomás de Aquino: Considerado la figura más importante de la filosofía escolástica. De origen noble, estudió en la universidad de Nápoles y perteneció a la orden de los dominicos. En sus obras Tomás abogaba por la búsqueda de la verdad a través de la experiencia de los sentidos. Insistía en que las verdades de la fe y las propias de la experiencia sensible, es decir lo percibido a través de los sentidos, son compatibles y complementarias. Opinaba que algunas verdades sólo pueden ser conocidas a través de la revelación, otras sólo mediante la experiencia, otras a través de ambas vías.
 Su pensamiento afirma que la fe guía al hombre hacia su fin último y que Dios supera a la razón pero no la anula.

• Ramón Llul: Fue un personaje muy singular y principal figura cultural de la Corona de Aragón. Nació en 1232 y su vida y sus obras estuvieron marcadas por el fervor apostólico que manifestaba. Mostró un gran interés en dar a conocer sus obras a todo tipo de destinatarios. Trató una gran variedad de temas filosofía, mística, literatura etc.
Fue considerado alquimista por algunos sectores.
Su pensamiento puede definirse como “racionalismo místico”
Llul está asociado estrechamente con los orígenes y formación de la lengua y literatura catalanas.








Tema 8:
La monarquía pontificia y el cenit del pontificado medieval.

Durante la Baja Edad Media y más concretamente alrededor de los años 1330-1340, se considera el periodo de máximo esplendor del pontificado y su etapa de mayor nivel de poder sobre Europa y la Cristiandad.

Durante este periodo bajo medieval el poder pontificio se sustentaba sobre tres bases: la legislación, la acción pontificia como una acción teocrática y mediante la cual se interviene en el poder político, y el desarrollo institucional del aparato pontificio que extiende sus lazos sobre el conjunto de la Iglesia.
Este poder pontificio también tenía tres formas distintas de manifestación:

 ▪ Dirección de la Iglesia: el pontífice es la máxima autoridad dentro de la Iglesia, es el  legislador y la cabeza de esta institución
 ▪ Dimensión temporal:
 ▪ Primacía pontificia:

Las características del cargo de pontífice:

Esta figura, como máxima representación de la Iglesia y sus siervos poseía una serie de símbolos, objetos y títulos que evidenciaban su poder, reflejaban su importancia y su supremacía y autoridad sobre el resto de la Cristiandad.
El Papa tenía el título de Pontifex maximus, con el que atestigua que él es el único apóstol, el único Papa y el único vicario de Dios. Es el cabeza de la Iglesia fundada por Pedro.
Algunos de los símbolos más característicos eran la “tiara” o “triple corona” que simbolizadaza el poder absoluto en un sentido religioso y temporal.
Otro elemento es el “palio”, que era utilizado tanto para cubrir el cuerpo como para tapar el corpus. Este símbolo de soberanía procede del ámbito bizantino.
Otro objeto de gran valor simbólico es la “adoratio”, elemento que estaba presente desde época de Gregorio VII y refleja la sacralización del pontífice. Es un elemento que identifica al pontífice como vicario de Cristo, y como tal todos deben arrodillarse ante él.

Los poderes del Papa:

Desde los decenios en los que la corte pontificia estuvo en la ciudad francesa de Avignon se produjo una centralización y un perfeccionamiento del gobierno monárquico pontificio. Los titulares de la Santa Sede fueron canonistas notorios que promovieron la universidad avignonense y estimularon el esplendor de la corte pontificia. En estos decenios culminó la tendencia, desarrollada a partir del siglo XIII hacia la centralización del poder y la administración de la Iglesia, lo que se reflejó en el aumento considerable de los archivos pontificios de la época y en el desarrollo de los distintos organismos cancillerescos, judiciales y hacendísticos.

El pontífice es el encargado de organizar el ordenamiento institucional. Es él quien gobierna la Iglesia y todos los bienes que esta posee. Él es el encargado de gestionar y administrar esos bienes. Su autoridad eclesiástica es superior al resto de obispos y es  universal ya que puede ejercer su cargo en cualquier territorio. Posee el cargo de “imperator “imperator in regno suo .
El acceso al cargo: la elección del pontífice la efectúan los cardenales. Esta medida se impuso en el año 1059 cuando el Papa Nicolás II promulga el decreto In nomine Domini para establecer una serie de pautas y normas fijas a la hora de elegir al sumo pontífice. Esta forma de elección refleja ante la sociedad la imagen de que los cardenales son necesarios para nombrar al nuevo Papa y además así se logra la separación del poder imperial, que no interviene para nada en esta decisión.
Fueron muchos los concilios en los que se tomaron decisiones referentes al acto de elección de pontífice y han sido numerosos los cambios que han tenido lugar hasta llegar a un sistema definitivo que se realiza de la siguiente manera:
Inmediatamente tras la muerte de un Papa el Cardenal Camarlengo que, como representante del Sacro Colegio toma cargo de la casa Papal, verifica por un acto jurídico la muerte del Pontífice. En presencia de la casa, golpea tres veces la frente del Papa muerto con un mazo de plata, llamándolo por su nombre de Bautismo. El Anillo del Pescador y los sellos Papales son destruidos.
Un notario levanta el acta que es la evidencia legal de la muerte del Papa. Las exequias duran nueve días. Entretanto los Cardenales han sido avisados de la elección inminente y los residentes en Roma (en la Curia) han de esperar a sus hermanos ausentes y preparan entretanto las celebraciones por el Pontífice difunto.
El acceso al cónclave sólo está permitido a través de una puerta, cerrada con llave por el Mariscal del Cónclave (anteriormente un miembro de la familia Savelli, y desde 1721 de la familia Chigi), y cerrada desde dentro por el Cardenal Camarlengo.
Hay cuatro aperturas previstas para introducir la comida y otras necesidades, vigiladas tanto por dentro como por fuera, en el exterior por la autoridad del mariscal y del mayordomo, y en el interior por el prelado asignado a este deber por los tres Cardenales ya arriba mencionados, representante de los tres órdenes Cardenalicios. Una vez que inicia el cónclave la puerta no se abre de nuevo hasta que es anunciada la elección, excepto para admitir a un Cardenal que llegue con retraso. Toda la comunicación con el exterior se prohíbe estrictamente bajo pena de pérdida de oficio y excomunión ipso facto.                                                                                                                           Cuando un candidato ha obtenido los requeridos dos tercios de los votos en un escrutinio o papeletas (la opción, desde Adriano VI, en 1522, ha recaído invariablemente en uno de los presentes, y siempre un Cardenal italiano), el Cardenal Decano procede a preguntarle si acepta la elección y porqué nombre desea ser conocido. Desde el tiempo de Juan XII cada Papa toma un nuevo nombre en recuerdo del cambio de nombre de San Pedro.
Al domingo siguiente de su elección tiene lugar la "coronación" Papal, hecha por el Decano de los Cardenales Diáconos, y a partir de ese día el Papa fecha los años de su pontificado.
El cese en el cargo de pontífice puede producirse por tres motivos: defunción del Santo Padre, dimisión y deposición. Estas dos últimas circunstancias son poco frecuentes aunque a lo largo de la historia han tenido lugar varios casos dignos de mención.
Un ejemplo lo encontramos en el Papa Celestino V, monje benedictino que en 1294 fue elegido en contra de su voluntad tras dos años de sede vacante. Era conocido como “Papa angélico”. Dimitió de su cargo a los cuatro meses de su elección. Su sucesor fue Bonifacio VIII, quien le detuvo y le hizo su prisionero hasta que murió. Celestino V fue canonizado en 1313.
Otro caso que podría destacarse es el de Gregorio XII que fue considerado el primer Papa legítimo tras el Cisma de Occidente. Renunció voluntariamente a su cargo y pasó a ser arzobispo de una iglesia catedralicia.
Debilitamiento del poder papal: esta situación de bajo poder dentro de la Iglesia se produce principalmente por la aparición y auge de movimientos como las herejías, también influye mucho la expansión del poder de los estados monárquicos y los choques con éstos.                                                                                           
Experimentarán un importante crecimiento las corrientes antipapalistas fomentadas por la inestabilidad presente en los Estado Pontificios y en la política italiana. También jugaron un papel determinante en este debilitamiento la aparición del conciliarismo, la Reforma protestante y el Cisma de Occidente.
En el asunto tocante al conciliarismo los papas intentaron seguir el camino de la concordia y el arbitraje entre los poderes políticos de la cristiandad como medio para sostener su prestigio y rehacer su imagen. Cedieron determinadas parcelas de dominio a los reyes para no tener que renunciar su posición eclesiástica preeminente frente al conciliarismo.              
El Cisma de Occidente tuvo lugar tras la elección de Urbano VI en abril de 1378 seguida de la de Clemente VII en septiembre de ese mismo año. Ambas elecciones fueron tomadas por el colegio cardenalicio y encendieron una división en la Iglesia latina que no concluyó definitivamente hasta 1422. Estos años de luchas se vieron favorecidos por la profunda división de todas las instituciones eclesiásticas y de los poderes seculares a favor de uno u otro pontífice. Además las órdenes religiosas se dividieron entre ambas obediencias, se produjeron casos de doble titular en sedes episcopales etc. En los primeros años de este cisma, en muchos territorios la única forma de volver a la unidad fue seguir la decisión del respectivo rey que debía posicionarse enérgicamente a favor de uno u otro papa. Francia, Castilla y Escocia fueron aviñonistas, mientras que Inglaterra, Polonia, Hungría, Escandinavia y Flandes obedecían al papa de Roma. Italia y Alemania tenían sectores de población que apoyaban a un bando y sectores que apoyaban al otro aunque el emperador aceptó la obediencia a Roma.
Esta situación de cisma provocó grandes riesgos para la Iglesia y la Cristiandad y ambos lados intentaron por todos los medios resolverla cuanto antes, aunque esto no fue posible dada la intransigencia de los titulares del pontificado.
Colegio Cardenalicio:
Su origen data del siglo VIII y en el XI León IX oficializó la labor docente de los cardenales y legitimó su autoridad como tales. A finales del siglo XI, los cardenales adquieren la función de auxiliares del papa y son los que reciben los máximos reconocimientos y poderes dentro de la jerarquía eclesiástica.
Además son los cardenales los encargados de la liturgia en las basílicas romanas.
Los principales rasgos institucionales del colegio cardenalicio son:
Posee entre 13 y 30cardenales nombrados por el Papa y tienen un cargo vitalicio. Estos cargos son nombrados entre los distintos territorios de la cristiandad. Los miembros de la propia familia real del papa suelen ser nombrados cardenales. Los cardenales son elegidos para llevara cabo legaciones. La manifestación del poder de los cardenales es muy clara y evidente además utilizan rasgos y elementos definitorios que los distinguen dentro de la jerarquía eclesiástica. El color rojo es su seña de identidad principal, además del uso del “capelo”, ambas señas simbolizan su poder y su riqueza.
Los cardenales pueden ejercer también el cargo de obispos u otros títulos y recibir los beneficios que implica cada uno de ellos.
Aparato político-administrativo:
Organización: Corte pontificia, cancillería, cámara apostólica, audiencias pontificias, penitenciaría, nunciaturas y delegación.
Corte pontifícia: Formada por el entorno más cercano al pontífice. Está destinado a satisfacer sus necesidades y deseos. Es una institución privada formada por oficiales muy próximos al pontífice y también por miembros de su familia.
Cancillería: Otro de los grandes servicios de la administración pontificia.  Era el principal órgano de comunicación. Se encargaba de organizar el proceso documental. Fue l papa Lucio III quien le confirió su configuración definitiva. Al frente de la cancillería se encontraba el vicecanciller, que generalmente era un cardenal secundado por los notarios apostólicos, los redactores de minutas, de los documentos en limpio (abbreviatores y scriptores), los correctores, los encargados del registro y los bullatores o tenedores de los sellos papales. El cargo de vicecanciller era muy importante. La persona que ostentaba este puesto tenía mucho poder y libertad de actuación, además muchos de los vicecancilleres se convertían posteriormente en papas.
Cámara Apostólica: es un organismo fiscal y financiero, fue reorganizada por Gasbert de Laval a partir del pontificado de Juan XXII. El camarlengo, primer oficial de la administración pontificia, y el tesorero administrador de los caudales en caja, estaban al frente de un nutrido número de clérigos contables. La Cámara disponía también de auditores y un procurador para los litigios de carácter fiscal. También tenía casa de moneda propia, así como una notaría específica para las “cartas secretas” pontificias. Disponía también de diversos Comisarios de la Cámara y colectores provinciales de rentas que actuaban en los países cristianos.                                                                     En relación con la Cámara traba los llamados “mercatores Curiae”, que servían como agentes postales a cargo del correo diplomático. Era habitual que varios mercaderes-banqueros, (especialmente florentinos), colaborasen con la Cámara en operaciones de crédito y transferencia de capitales.
El desarrollo de la Cámara era consecuencia del incremento de los gastos y de la aparición de nuevas fuentes de ingresos para hacerlos frente. Esta Cámara era la principal fuente de los ingresos pontificios.
Esta institución fijaba los derechos pontificios y llevaba a cabo un censo de beneficios eclesiásticos por toda la cristiandad, para saber la recaudación que producía cada territorio y en función de esa cantidad cobrar de cada región los impuestos en relación con los ingresos. Esto se denominaba “rationes decimarum”. Estas “rationes” eran recaudadas por la colectoría, al frente de la cual estaban los colectores. La sección de la Cámara denominada “Introitus et exitus” se encargaba de registrar todos los gastos e ingresos de la misma.
Colectoría: se encargaba en cada territorio de la recaudación de los impuestos a los que tenía derecho el pontificado. Los colectores eran nombrados por el papa generalmente entre el clero local. Estos colectores recibían un salario por su trabajo y tenían a su cargo a los subcolectores.                                                                                              Existían distintos tipos de rentas pontificias que contribuían a aumentar las arcas de esta institución. Había rentas por servicios comunes, por derecho de expolio “anatas”, subsidios, también existían las décimas, las procuraciones de visita y los ingresos procedentes de regalos y donativos. Todas estas rentas eran recaudadas también por los colectores.
Audiencias Pontificias: Se sistematizó por medio de dos grandes organismos: la audiencia del palacio, formada por civiles y penales del ámbito eclesiástico. Audiencia de las réplicas, se configura cuando se producen discrepancias en torno a un pleito.         El personal que la forma es muy numeroso y está especialmente formado en derecho canónico. Este órgano posee una clara y marcada organización jerárquica. Los principales cargos eran los “auditori”.
Penitenciaría: Surgió en el siglo XIII con el objetivo de ocuparse de la absolución de pecados reservados, crear dispensas para matrimonio y resolver situaciones de irregularidad canónica. Estaba presidida por el penitenciario mayor.
Nunciaturas y delegación: tiene la función de ejercer la representación política y diplomática pontificia en el exterior. Se encarga de mantener los contactos y relaciones diplomáticas con los poderes soberanos de las distintas naciones cristianas. Sus oficiales son los nuncios y los legados. Informan a la Santa Sede de si se están cumpliendo las órdenes pontificias, si se cumplen los pagos y se llevan a cabo las recaudaciones fiscales etc. También pueden ejercer la función de fiscalizar y comprobar que todos los tributos son efectuados con rigor y orden.
Concilio General: Asamblea eclesiástica encargada de la toma de decisiones en forma de cánones, relacionados especialmente con cuestiones de dogma y de disciplina. Hay varios tipos de concilio general y existen diferencia en función de quien lo presida, por ejemplo el concilio presidido por el papa o su representante se denomina ecuménico.  En la Alta Edad Media tuvieron lugar diversos concilios, tanto en oriente como en occidente, pero entrada ya le Plena Edad Media ya sólo se producen en occidente.       La sucesiva formación de concilios generales dio lugar a la doctrina del “conciliarismo”, que establecía la idea de que el poder del concilio mientras éste está reunido es superior al poder del Papa. El conciliarismo fue considerado herejía y quedó fuera de la Iglesia. Su apogeo se produjo durante el siglo XII.
Pontificado como modelo administrativo: fue el primer poder organizado y jerarquizado que comenzó a desarrollarse en occidente.                                                   La cancillería pontificia aportó conocimiento y experiencia a la institución eclesiástica. El modelo de la fiscalidad pontificia fue copiado y seguido por las principales monarquías europeas. También la representación exterior de la Iglesia, es decir los cargos de nuncios y legados fue integrada en las cortes reales europeas que crearon los puestos de embajadores y diplomáticos para establecer contactos entre reinos y territorios.
Por último hay que señalar como los símbolos de poder, ritualidad y ceremonial propio de la Iglesia ha sido durante toda su historia muy admirados e imitados.

Bibliografía utilizada:
Ladero Quesada Miguel Á. Historia Universal, Edad Media, Volumen II. Barcelona. Vicens Vives. 1987.

Mitre Fernández Emilio, La Iglesia en la Edad Media: una introducción histórica. Madrid: Síntesis, 2003.

Nieto Soria, José Manuel. El pontificado medieval. Madrid, Arco libros, D.L 1996.





EL NACIMIENTO DEL ESPÍRITU LAICO Y LOS DEBATES INTELECTUALES DE LA BAJA EDAD MEDIA

Pablo Sierra Fáfila


TEMA 9. EL NACIMIENTO DEL ESPÍRITU LAICO Y LOS DEBATES INTELECTUALES DE LA BAJA EDAD MEDIA


Si por algo se caracteriza la Baja Edad Media es por los cambios de los siglos XIV y XV debido en gran parte al triunfo de la cultura laica, por el debate en torno a la recuperación del aristotelismo, entre los que defendían el uso de la razón y los que impregnaban ésta de una visión cristiana. El siglo XIV es un siglo caracterizado por la crisis, crisis política, social, alimenticia, aunque no en todos sus aspectos. Para la cultura es un siglo de eclosión, se producen cambios en la visión del mundo, en cuanto a la filosofía, la literatura. Se presenta una realidad  en la que empiezan a desarrollarse temas que dan carta de nacimiento al Renacimiento. En el marco del pensamiento, razón y fe llegan a un punto en el que tienen que separarse.

-Las bases políticas: crisis generalizadas que se extienden a toda la sociedad sumándose a las hambrunas y grandes epidemias. Relaciones Imperio-Papado que afectan a la actividad intelectual: entradas imperiales en Italia, nombramiento de antipapas, guerras incesantes. Los problemas de la Iglesia, como el papado de Avignon, que influye en la nueva visión de la Iglesia, época del Papado rico y del Cisma de Occidente. Guerra de los Cien Años, la cultura va a ser utilizada para mostrar la visión de los bandos. Ruptura de un orden establecido (quiebras dinásticas en Francia, Castilla, Portugal). Las crisis sociales tienen como expresión revueltas en las que se produce incluso un sustrato ideológico y cultural.

-Las bases materiales: Extensión del fenómeno universitario, llegando incluso a Europa oriental. Hay una cierta politización universitaria que no deja de ser fruto de su propio prestigio, individuos formados salen de las universidades para ocupar importantes cargos. No en el sentido de un uso político de la universidad sino que en esta época adquieren importancia por los consejos que prestan, sobre todo a los monarcas. Relación entre la universidad de París y los monarcas franceses, el papado de Avignon, el cónclave. Sin embargo esto tendrá consecuencias como la reducción de la autonomía universitaria en determinados momentos. Empiezan a desarrollarse problemas, un cierto anquilosamiento porque se continúan con las mismas formas de dos siglos antes. El hecho de que la universidad sea vista como un factor de desarrollo social, de promoción, como una herramienta útil.
La extensión de la lectura y la escritura, la entrada de la nobleza en el entorno cultural, entrada en el conocimiento porque les interesa para su formación. Las cortes se interesan por la cultura, ésta pasa a convertirse en un símbolo de estatus. Estas cortes regias hacen gala del fenómeno cultural, se hacen mecenas. La literatura ocupa un puesto de importancia dando lugar a una diversidad de centros. Creación de cortes literarias que alcanzan un gran nombre, se habla incluso de un funcionariado literario. Nuevas cortes: francesa, de Avignon, cortes castellanas itinerantes, la corte de Aragón, menos itinerante.

-Las bases lingüísticas: entrada de las lenguas vernáculas en la cultura y en la administración desde el siglo XIII, lo que no quiere decir que desaparezca el latín, favoreciendo que gentes ajenas al latín se introduzcan en la cultura. Se siguen realizando traducciones, tanto de textos laicos como religiosos, y a la vez se producen obras originales en esas lenguas, creación en lenguas vernáculas como Dante, Bocaccio, Juan Manuel. Se realizan traducciones completas de la Biblia desde mediados del siglo XIV, lo que es considerado como herético, Carlos V de Francia o Wenceslao de Bohemia piden una traducción de la Biblia. (La Biblia alfonsí constituye un ejemplo aislado anterior). Lo llamativo es la extensión del fenómeno.

-Las bases sociales: Se rompe el patrimonio eclesiástico de la cultura. Cada vez es más habitual encontrar profesores, estudiantes, intelectuales laicos, se rompe la equivalencia en este siglo entre intelectual y eclesiástico Se critica al clero así como el sostén que la cultura ha hecho a los estamentos poderosos.
La irrupción de la mujer, ésta cobra protagonismo generalmente en corrientes heréticas, aunque no siempre, como los valdenses, donde podían tener el papel de predicadoras. Se dan casos de mujeres místicas, misioneras. Aparición de figuras femeninas que alcanzan reconocimiento en Occidente, surgen muchas veces en entornos eclesiásticos, llevan a cabo fundaciones, implicación pública en la sociedad, se preocupan por la reforma de la Iglesia, por el papado de Avignon, mujeres como Brígida de Suecia visitan al papa en Avignon (segunda mitad del siglo XIV) para convencerle de que vuelva a Roma.; o Catalina de Siena, que visita a Gregorio XI, participa en la pacificación entre Florencia y Siena.

-Las bases religiosas: gran divulgación del conocimiento teológico, de la que también participan laicos que reclaman predicar la Biblia en lengua vernácula, lo que lleva en numerosos casos a denuncias de herejías, pero no todas. Se dan pasos hacia la devotio moderna, la integración de los laicos en el mundo de la espiritualidad. Individualización de la fe (devociones particulares) en la que la lectura es algo importante. Por otro lado, tienen lugar crisis religiosas, las verdades de la fe no responden a la lógica, son inadecuadas para el pensamiento humano porque escapan a la razón. Crisis institucional, desconfianza del Papado y de la Iglesia, instituciones que se ven lejanas lo que influye en la forma de concebir la religiosidad (husitas, goliardos). En este contexto se dan herejías y formas prerreformistas.

-Las bases mentales: fuerte impacto de la crisis del siglo XIV, la presencia de la muerte y del mal en el mundo se convierten en un tema recurrente, éste se ve como un castigo divino, presencia del diablo, representación alegórica del buen y el mal gobierno; se toma conciencia del pecado personal; profusión de lo maravilloso. Redacción de viajes fantásticos, que son libros semejantes al de Marco Polo.

-Las bases intelectuales: materias en expansión como el derecho, las artes, la medicina (muy unida a la visión del tardo clasicismo) concepto de la naturaleza como algo creado, trascendido. La ciencia continúa un camino de matematización, la física. Materias en retroceso: alejamiento de la teología respecto a la lógica, se vuelve a formas de predicación.

-La crisis del método escolástico: vía mística, conocimiento por visión de la divinidad. Pérdida de la independencia universitaria y anquilosamiento del sistema docente, en cuanto a la forma de aprender, se planta a la hilo de la crítica a la razón. Vía teológica: curiosidad vana de la razón humana. Da sus primeros pasos el humanismo de manera extrauniversitaria, interés por entender a los clásicos de lo que se deriva el renacer del latín clásico, de la retórica y de la filosofía.

-La relación clérigos-laicos: en algún caso se percibe como un problema,el hecho de que la Iglesia sea estamento privilegiado e institución independiente da lugar a choques entre el poder laico y eclesiástico. Los roces más habituales se producen por disputas jurisdiccionales (entre el Pontificado y las monarquías por el fuero de los clérigos, viviendo algunos como laicos), fiscales (cobro o apropiación de determinadas rentas, el impago de otras, etc.), políticas como el conflicto Papado-Imperio redimensionado.

-La plasmación intelectual del debate: creación de un discurso político de la monarquía, en el que destacan autores como Marsilio de Padua o Guillermo de Ockham. Formas: vida ascética, contemplación divina. Características de la devotio moderna como manifestación laica de la religiosidad, consiste en buscar la proyección a un sentimiento religioso personal, por al vía ascética, las lecturas piadosas bajo un director espiritual Laicos que se agrupan como tal y buscan recuperar esa religiosidad, por lo tanto movimiento laico que toma interés por la traducción de la Biblia. Tiene su origen en los territorios que baña el Rin, en los siglos XIV y XV.

-La crisis del pensamiento especulativo.

Influencia de la condena de 1277, tuvo su efecto en las actitudes intelectuales. Abandono de la construcción de grandes sistemas de conocimiento como el que había supuesto la Suma Teológica. Tendencia a la autonomía de las distintas disciplinas y aislamiento de la teología más cristiana. Eso no quiere decir que desaparezca el pensamiento tradicional, incluso con una aceptación de la razón para plantear debates teológicos.
Influencia agustinista: Juan Duns Scoto (Escocia), franciscano desde 1281 estudia en Oxford donde desarrolla su docencia desde 1300 hasta 1302. Estudia y es maestro igualmente de la universidad de Paris y Colonia, donde falleció en 1308. Utiliza las obras de Pedro Lombardo y fue defensor del papa Bonifacio VIII. Diálogo entre filosofía y teología. Parte de la idea de que el conocimiento científico tiene por objeto únicamente la realidad del mundo sensible; ello es así porque la razón conoce únicamente a través de los sentidos. El objeto de la teología es Dios en cuanto tal, el de la filosofía es el ser.
Las verdades de la fe, como la existencia de Dios o la inmortalidad del alma, no son accesibles desde el conocimiento racional, sino por la adhesión a la verdad revelada como un acto de fe. No obstante, admite Escoto, el conocimiento racional permite apoyar la fe en unas razones de credibilidad; no conocer a Dios en sí mismo, pero sí demostrar su existencia. No acepta la cristianización de Aristóteles realizada por Santo Tomás de Aquino debido a la influencia de San Agustín. Es más cercano al aristotelismo de Avicena, unir la razón junto a lo revelado. El marco de la razón: sólo es objeto de la fe lo que está más allá. Todo es comprensible por la razón en lo natural, pero no en lo sobrenatural.
La renovación del pensamiento: otros autores más vinculados al racionalismo como Guillermo de Ockham, franciscano educado en Londres, después estudia en Oxford, incorporándose al importante grupo de intelectuales franciscanos de aquella universidad. Sus ideas, de carácter nominalista, le hacen muy conocido, pero son también responsables de que la universidad de Oxford le niegue el título de maestro. Estas ideas, y la situación de creciente ruptura entre los franciscanos y el papa Juan XXII, motivan que en 1324 sea convocado a Avignon para someterse a un proceso ante un tribunal eclesiástico. El proceso se alargaría durante tres años, en los que se va agudizando el enfrentamiento entre los franciscanos y el Pontificado, especialmente por la cuestión sobre el alcance de la pobreza, que concluye en abierta ruptura. En 1328, al producirse la ruptura entre Luis de Baviera y Juan XXII, Ockham abandona Avignon; acompañando al general de la Orden, Miguel de Cesena, marcha a Pisa y, siempre en seguimiento del emperador, se traslada a Munich en 1330. A partir de este momento, excomulgado desde hacía un año, centra su esfuerzo intelectual en la redacción de sus obras políticas contra el Pontificado, en contacto con los círculos próximos a Marsilio de Padua. Él es condenado, su pensamiento no. Ockham opera un acercamiento al Pontificado, solicitando de Clemente VI el perdón, que le es otorgado, aunque se le exige una retractación. Muere en Munich, en 1350 probablemente, sin alcanzar el titulo de doctor, pero habiendo alcanzado sus doctrinas una amplia difusión en todas las universidades europeas. A veces se le presenta como el padre de la reforma.
Las consecuencias del pensamiento de Ockham son demoledoras; desde luego fueron mucho más allá de lo que su formulador, probablemente, pretendía. Trataba de demostrar que la razón humana, limitada al mundo sensible, era incapaz de acceder a las verdades de la fe, para lo que dependía únicamente de la revelación, es decir, de la Escritura. Ahora bien, accedía a ella sin criterios de certeza, que no le podían venir de la Iglesia, que no era más que una suma de individuos; el hombre queda asistido únicamente por la fe. El nominalismo forma parte así de una corriente antiintelectualista, muy difundida, que prefiere la aproximación a Dios a través del conocimiento afectivo, despreciando el discurso racional. De ahí a la afirmación de que la fe justifica al hombre hay solo un pequeño paso, probablemente dado, claro antecedente del luteranismo.
Para Ockham el conocimiento se da de dos formas: intuitivo, el de la experiencia, el cual podemos demostrar, y abstractivo, el que no podemos demostrar. Llega a un racionalismo puro, todo ha de ser comprobado por la experiencia, exceptuando la fe. Renuncia a la teología como campo de pensamiento. Aplica esta visión de la razón al conocimiento del mundo. Hay que eliminar las abstracciones, las categorías universales no son reales porque no son comprobables. De esta forma hay que analizar la multiplicidad de lo real como creado.Las categorías universales no son reales. Desarrolla la lógica aristotélica. Nominalismo: atención a lo individual; el mundo: reunión de individualidades. Analiza los hechos políticos concretos, no entra en cuestiones eclesiásticas, pero condena el poder político que quiere alcanzar la Iglesia. Critica al gobierno del papa. Su legado para el futuro es el racionalismo moderno, el uso exclusivo de la razón para comprender el mundo.
Su pensamiento político, claramente influido por su servicio al emperador, aun afirmando la independencia respectiva del Pontificado y el Imperio, deja al primero bajo el segundo en caso de circunstancias enormemente aleatorias. Además, pone por encima de la Iglesia jerárquica a la Iglesia espiritual, expresada en el común de los fieles, lo que constituirá la apoyatura del conciliarismo, tan duramente planteado en el siglo XV.                                                                                                              
                                                                                                              
                                                                                                             

BIBLIOGRAFÍA

-          Ladero Quesada, M. A., Historia Universal. Edad Media, Barcelona, Vicens Vives, 2007.
-          http://www.artehistoria.jcyl.es (consultada el 2013-05-17)