jueves, 28 de febrero de 2013

BEDA EL VENERABLE. EL RENACIMIENTO CAROLINGIO (750-1000)



BEDA EL VENERABLE. EL RENACIMIENTO CAROLINGIO (750-1000)
Pedro Contreras Sánchez. 26 de febrero de 2013
En esta clase hemos estudiado la figura de Beda el Venerable, y después hemos pasado a tratar el Renacimiento Carolingio, atendiendo a la evolución que la Iglesia y el Pontificado tuvieron en ese momento. Beda el Venerable (673-735), fue un continuador de la cultura anterior, siguiendo la línea de otros grandes pensadores como Isidoro de Sevilla. Era un monje benedictino del monasterio de Jarrow (Northumbria, Islas Británicas), que contaba con una importante biblioteca con obras clásicas. Sus conocimientos sobre latín son más limitados que los de Isidoro de Sevilla, debido sobretodo a que el entorno en el que vive no está romanizado. Escribió sobre diferentes áreas del conocimiento al igual que sus predecesores, y su obra más importante es la Historia Ecclesiastica Gentis Anglorum, una auténtica historia nacional de la tierra anglosajona, debidamente citada, dada la preocupación de Beda por citar a sus fuentes.
Beda tuvo una gran influencia y repercusión en el entorno anglosajón, ya que su discípulo, Egbert, fundó la escuela benedictina de York, lugar en el que posteriormente estudió Alcuino de York, personaje que tuvo una gran importancia en el Imperio Carolingio contribuyendo al desarrollo de la política educativa de Carlomagno, e impulsando la Escuela Palatina. Desde mi punto de vista la labor intelectual de autores como Gregorio Magno, Isidoro de Sevilla o Beda, contribuyeron al posterior desarrollo del Renacimiento Cultural Carolingio, que fue la culminación de todo este proceso de transición entre el pensamiento de la Tardoantigüedad, y el pensamiento medieval, como apunta el historiador francés Pierre Riché.
En cuanto a la evolución de la Iglesia y el Pontificado durante el Renacimiento Carolingio, tenemos importantes antecedentes antes de la creación del imperio, como la coronación de Pipino por el papa Esteban III, en un proceso en el que la Iglesia Católica y el Pontificado se vinculan cada vez más con los poderes occidentales, distanciándose de los bizantinos. Además, el hecho de que el papa coronara a Pipino, y después a Carlomagno, otorgaba al Pontificado un prestigio y una aparente superioridad del papa sobre el emperador, aunque como vimos en clase finalmente no fue así, el emperador Carlomagno era claramente superior al papa, y este último tuvo que acudir a los poderes occidentales en busca de ayuda y protección, debido a la presión que ejercían los reyes lombardos, y la nobleza romana. La búsqueda de la hierocracia pontificia llevará a los papas a la invención de un pasado hipotético, la llamada “Donación de Constantino”, un documento redactado en tiempos de Pipino, probablemente en torno al 750.  Según el Pontificado, este documento fue escrito en tiempos de Constantino, y en él, el emperador romano concede grandes poderes al obispo de Roma, en ese momento Silvestre, pues curó a Constantino de la lepra. De esta manera el poder pontificio legitimaba su poder como continuador del poder romano. La farsa no fue descubierta hasta el siglo XV, y hasta ese momento el documento se consideró verdadero… Aun así, los papas nunca estuvieron por encima del emperador Carlomagno en estos momentos, que tenía amplios poderes, también en el ámbito eclesiástico. Con Luís el Piadoso cambiará esta tendencia, pues fue un emperador más débil y muy devoto, pero no fue el poder pontificio el que se benefició de esta debilidad, sino los poderes episcopales, los obispos, que podían incluso juzgar al emperador. Serán tiempos complicados para el poder pontificio, muchos papas fueron elegidos a dedo por poderes laicos, y hubo una gran corrupción. Ya en el siglo XI comenzará una lenta recuperación del poder papal, de la mano de Silvestre II que iniciará una serie de reformas, nombrado papa por Otón III.
Aunque pueda parecer que en tiempos del Imperio Carolingio y también durante el Imperio Otoniano el poder pontificio entró en declive y el obispo de Roma apenas gozaba de poder, lo cierto es que en este momento se pusieron las bases para el posterior desarrollo del papado, que encontrará su momento culminante en los siglos XII y XIII. El poder pontificio, al asociarse a los poderes occidentales, dio un paso decisivo pues será en la Europa Occidental donde el papado y la Iglesia Católica pretenderán ejercer más activamente su poder. Como hemos dicho, y aun encontrándose en una posición de debilidad, el Pontificado llevará a cabo una serie de reformas clave, como las llamadas “Falsas Decretales” de mediados del siglo IX, en las que se establecen una serie de normas o medidas, como el derecho del Papa a convocar los concilios, o que los laicos pudieran deponer de su puesto a los clérigos. Estas medidas en muchos casos no tuvieron efectos inmediatos, ya que el control de los pontífices sobre la vida institucional de la Iglesia era muy limitado, pero a largo plazo todas estas reformas y la labor reformadora de algunos papas, como Silvestre II, otorgarán al pontificado resultados positivos en el futuro.



1 comentario:

  1. Hecho en falta la bibliografía de las obras que se han mencionado a lo largo del resto. En general bien realizado con algún pequeño matiz, como el hecho de que la donación (falsa) de Constantino fuese tenida por verdadera hasta el siglo XV. Esto fue así para el papado, pero ya vimos como en el XII Otón III, y en el XIV Occam, habían dudado abiertamente de su autenticidad.
    Buena reflexión sobre el Renacimiento Carolingio, aunque a veces se confunde Renacimiento carolingio (aspecto puramente cultural) con el Imperio o estado carolingio en sí.
    Ahora que ya hemos visto esta parte, pregunto, y a falta de entrar en los autores carolingios, ¿cuanto hay de real en esa puesta de cimientos para el renacimiento de época de Carlomagno?
    Buen trabajo.

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