Los nuevos
movimientos religiosos que se dieron en Europa a partir del siglo XI por una
multiplicidad de causas, fueron el tema principal a tratar en clase. Un gran
empuje de estos movimientos fueron las Cruzadas, las cuales tenían móviles económicos,
sociales y políticos. Las aspiraciones pontificias, fueron un gran aliciente a
la expansión de los sentimientos religiosos. Su afán de conquistar territorios
a través de reyes a los que concedían permisos de cruzada con bulas selladas,
hizo que se expandiera la idea de “acabar con el infiel”. Además, surgen los
movimientos de peregrinaciones y las penitencias como medio de redención y
búsqueda de la salvación. Y por esta razón, las Cruzadas tuvieron seguimiento
social.
La cruzada suponía un método de penitencia, además, al ser enviadas a
Jerusalén en gran parte de los casos, mostraban una simbología de llamada a la
“Jerusalén Celeste” y un castigo hacía los “verdugos de Cristo”. En esta época,
además, el contexto europeo acompañaba a las pretensiones de cruzada. Tenemos
que tener en cuenta que la Iglesia contaba con una gran confianza en sí misma y
la Europa cristiana pasaba por una etapa violenta y una influencia feudal
importante. Otro tipo de
característica de la cruzada, aparte del sacrificio que conllevaban, sería la
concesión de indulgencias a todo aquel que luchara contra el “infiel”. Podía
basarse en una participación personal o económica. Por ello, las cruzadas se
sustentaban en guerreros cruzados que las apoyaban con sus armas o en colaboradores de las mismas, que sin ir a la guerra, las apoyaban económicamente,
ganando así, la indulgencia. La bula de cruzada no siempre se concedía para ir
a Tierra Santa, sino para luchar contra el infiel en un sentido amplio, como
hemos visto. Sin duda, las Cruzadas supusieron una fuente de ingresos para el
poder político y eclesiástico, por ello, se ha estudiado mucho el interés
económico de las mismas y sus funciones para el poder. Cuando un papa concedía
una bula de cruzada a un rey, ambos salían beneficiados. Ciertamente, eran los
reyes los que recibían más beneficios del hecho de cruzada, pero la legitimidad
que adquiría el poder eclesiástico no tenía precedentes, incluso llegó a
dominar territorios eclesiásticamente, como el Patriarcado de Jerusalén,
imponiendo su poder en Oriente. Las cruzadas
corrientes eran dirigidas hacía Tierra Santa. La llamada la “Cruzada de los
Pobres”, no fue una cruzada autorizada por bula. Fue llevada a cabo por Pedro
el Ermitaño, espontáneamente hacia Tierra Santa. Acabó en el mismo año con el
desastre de Nicea a manos de los turcos. La historiografía recoge que fue el
preludio de la Primera Cruzada
(1095-1099), que se llevó a cabo, sobre todo, por el Reino de Francia, el
Sacro Imperio Germánico y por diversos condes de Flandes y de otros sitios,
impulsados por el prestigio, la religión, las riquezas, la promoción social, etc.,
y la tutela y bula de Urbano II. Durante la Segunda
Cruzada (1147-1149), convocada por Eugenio III empiezan a surgir problemas.
Esta tenía como objetivo Damasco, pero nunca consiguieron tomarla y de hecho
supuso una gran derrota para los reinos cristianos y la victoria musulmana. La Tercera Cruzada (1189-1192) o
también llamada “Cruzada de los Reyes”, tenía como pretensión tomar Jerusalén y
ha pasado a la historia como una de las más famosas. La reconquista de
Jerusalén fue llevada a cabo por Saladino, quién por medio de un pacto,
consiguió tomarla y mantener bastantes territorios bajo el poder cristiano. En
esta cruzada también destaca la intervención de Federico I Barbarroja y Ricardo
Corazón de León. La Cuarta Cruzada
(1203-1204), fue motivada por los intereses económicos venecianos, y
dirigida a Constantinopla. Supuso el saqueo de la capital del Imperio
Bizantino. La Quinta Cruzada (1217-1221),
tenía como motivación tomar Egipto, ya que era la llave hacía Tierra Santa. Fue
convocada por Inocencio III. Finalmente, las tropas fracasaron en Egipto
viéndose obligados los reinos cristianos a firmar una paz de ocho años. La Sexta Cruzada (1228-1244) fue una de las
más curiosas, llevada a cabo por Federico II Roger, después de ser excomulgado
por el Papa al retrasarla. Fue un triunfo, pues conquistó Jerusalén -excepto la
Cúpula de la Roca-, tras las negociaciones con al-Kamil. Se coronó Rey de
Jerusalén sin reconocimiento papal. Finalmente, Jerusalén es reconquistada por
los musulmanes en 1244. La Séptima
Cruzada (1248-1254), encabezada por Luis IX el Santo, se dirigió a Egipto. Por el mismo rey fue
dirigida la Octava Cruzada (1970-1971),
para defender los derechos de Carlos de Anjou en Nápoles.
Aparte de las
Cruzadas, habrá otra serie de luchas contra el “infiel”, como por ejemplo en el
territorio báltico contra los prusianos, a los cuales les atacará la Orden
Teutónica. Incluso con protestas de los reyes de Polonia, por la pérdida de sus
territorios. Vemos pues, el elemento de interés económico y político que
tuvieron estas luchas o persecuciones. Las cruzadas hispánicas también serán
muy importantes, como por ejemplo su repercusión en la Batalla de las Navas de
Tolosa en 1212. También fue común que surgieran cruzadas cuando los reinos
necesitan dinero, por ejemplo en 1431 Juan II pidió una bula de cruzada para
luchar contra lo “infiel”, lo que en realidad fue dinero utilizado en campañas de
Granada. Gran repercusión en este terreno tuvieron las llamadas cruzadas albigenses contra la herejía
cátara, sobre todo en el territorio de Languedoc, dentro de una noción de “Cruzadas
antiheréticas”. También serán importantes las cruzadas contra los turcos, las
cuales no tendrán mucha relevancia pero si una significativa contribución económica.
Sin embargo, el “espíritu
cruzadista” fracasará. Las aspiraciones que en un primer momento motivaron a su
realización se ven frustradas e incapacitadas para acabar con los infieles. A finales
de la Edad Media la capacidad de atracción de las Cruzadas pierde fuerza. Los papas
comienzan a no tener tanta legitimidad en ellas y el espíritu, como hemos
dicho, se desvanece. Sobre todo fue, el afán de pretender conquistar y mantener
Tierra Santa y los intentos fracasados, lo que hicieron que el empuje
cruzadista desapareciera.
En la clase también
se dio lugar al conocimiento y debate sobre la multiplicación de las órdenes
religiosas durante esta etapa histórica. La primera en conformarse fue la Orden
de Cluny o cluniacense, la cual sería un acicate para la Reforma Gregoriana, ya
que hubo voces que se revelaron hacia su ostentación. A partir de este momento
se va a promover un afán generalizado por volver al cristianismo primitivo. Surgirán
soluciones ortodoxas, que defenderán una vida monacal. Entre los siglos XI y
XIII se van a dar cambios sociales que comenzarán a ver a la religión de otra
forma. Aparecerán nuevas formas de expresión, nuevas órdenes, otras formas de
monaquismo. Nacerán tendencias como el eremitismo, sobre todo a partir de la
Reforma Gregoriana. Eran personas que abandonaban las ciudades y se iban a los
bosques a vivir una vida de contemplación. En esta época las fuentes les
mencionarán recurrentemente, por lo tanto, es un movimiento social a tener muy
en cuenta en estos siglos de la Edad Media. Son vistos como un modelo de
sacrificio por la religión y muchos serán objetos de culto o, en algunos casos,
beatificados. Surgen también los predicadores, muchos de ellos eremitas que se
dedicaban a predicar el cristianismo en su forma más primitiva. Movieron masas
de gente y finalmente fueron vistos por el poder eclesiástico como una herejía,
ya que cuestionaban algunos usos del clero. Asimismo, se comenzarán
a llevar a cabo reformas para que los canónigos vivan en comunidad. El clero
regular, por lo tanto, pasa a llevar una vida más comunitaria, pero sin dejar
de estar lejos de la sociedad. En algunos casos, incluso, llevarán una vida de
dedicación a la enseñanza. Se crearán escuelas de pensamiento místico y otras
labores. Este clero regular será muy importante, ya que será visto diariamente
por la sociedad y el ejemplo a seguir. Hablamos pues de órdenes como la premostratense -la cual fue muy dicada a
la predicación y el trabajo manual-, la cartuja
-surgida en los Alpes, con una vida monacal muy radical en cuanto a su
individualidad y silencio-, la cisterciense-
surgida en Citeaux. Su lema será el “ora
et labora” y surgirá como oposición a la ampulosa vida cluniacense-, la hospitalaria- que atenderá a los
enfermos y se dedicaría a la curación-, la trinitaria,
la mercenaria, y por último, las
órdenes militares, como la Orden de Malta
o la Orden del Temple.
La oposición a la
riqueza del clericalismo surge también a través de herejías que alimentan el “anticlericalismo”.
Estas herejías, en la mayor parte de los casos, surgen sin bases ideológicas
firmes y serán las cuestiones sociales que les afectan y el intento de vuelta a
los orígenes, su criterio de enfrentamiento con la Iglesia. De esta base
surgirán una gran multiplicidad de herejías menores o sociales como la herejía patarina, surgida en el norte de
Italia (Milán), en un medio urbano. Dicha herejía, pretendería una
racionalización y negación de los sacramentos. En este ámbito fue importante la
herejía del Arnaldismo, también surgida
al norte de Italia y fundada por Arnaldo de Brescia. Entre sus bases
ideológicas estará su oposición al pontificado. Los arnaldistas llegarían a tener una gran relevancia, de hecho, fundarían
la República de Italia (aunque duró poco y su mentor moriría quemado). En esta
oposición a la pompa clerical nacerán personas que aboguen a una pobreza
voluntaria en su búsqueda de un cristianismo más puro y primitivo, alejado de
la suntuosidad. Sin embargo, pese a todos estos movimientos que reaccionaron
contra el poder del clero, será la amenaza cátara la que si supondría un cambio
y una redefinición de la visión religiosa.
Clase 23 de abril
Marta Pérez Hernández
Buen trabajo en cuanto que resume bastante bien la clase de ese día. Un poco peor en cuanto a la parte crítica que animé a incluir, dado que no la tiene, así se echa en falta bibliografía complementaria que ayudase a ampliar o completar lo dicho.
ResponderEliminarIncluye alguna visión particular, valorable en cuanto a opinión personal. Así, llamar "inversor" al que paga la bula de cruzada pero no acude personalmente es un tanto arriesgada, aunque en sí no desvirtúa pues obtiene un beneficio, aunque sea espiritual.
Hay algún error que merece la pena revisar, así la séptima cruzada no es la primera en la que participa un rey francés (ya Felipe Augusto lo hizo en la tercera, por ejemplo), sino que es la primera que dirigió éste rey francés, Luis IX. Y por último, no es al-Kamin, sino al-Kamil el sultán egipcio que entregó Jerusalén a Federico II Roger.
En conclusión, buen trabajo, aunque algo mejorable.
De acuerdo en todo, no me centré quizá en la parte más crítica y me limité a desarrollar el contenido de la clase aportando algunas ideas que conocía o que había leído, pero sin apoyarme en una bibliografía que luego mostrar. He hecho los cambios que me has sugerido, corrección de nombres, palabras poco aptas o errores históricos, siguiendo directamente tus indicaciones.
ResponderEliminarGracias!